La Unción de los Enfermos lleva la paz, la fortaleza y la presencia del Señor a quienes sufren en cuerpo o espírito
paz
A través del aceite santo, Cristo toca al enfermo, le brinda alivio, perdón y la fuerza para continuar con fe.
El Sacramento de la Unción de los Enfermos es una manifestación profunda del amor y la misericordia de Dios hacia quienes atraviesan momentos de enfermedad, debilidad o dolor. Por medio de la oración y la unción con el óleo bendito, el Señor concede su gracia sanadora, fortaleciendo al enfermo y dándole consuelo y paz interior.
📖 “¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor” (Santiago 5,14).
óleo santo
Con la imposición de las manos y el óleo santo, Dios renueva su presencia en ti y te envía a transformar el mundo con amor
Recibir este sacramento no significa rendirse ante la enfermedad, sino abrir el corazón al consuelo divino y al poder sanador del Espíritu Santo. La Unción restaura la esperanza, reconcilia el alma con Dios y une al enfermo a la pasión redentora de Cristo, recordando que incluso en el dolor, el amor de Dios permanece firme y cercano.
📖 “Él tomó nuestras flaquezas y cargó con nuestras enfermedades” (Mateo 8,17).
fe
Llevamos la Sagrada Comunión a los enfermos, recordándoles que su dignidad permanece intacta ante Dios. La enfermedad no es un castigo ni un motivo de desesperanza, sino un tiempo de gracia y santificación personal y familiar. En este camino, aprendemos a abrazar con fe tanto la salud como la enfermedad, reconociendo en cada momento la presencia amorosa de Cristo que fortalece, consuela y renueva el corazón.
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